COLEGIO GRAU
La historia es la memoria y el
recuerdo,
ambas nos dan la identidad que
necesitamos
y el orgullo que presumimos,
como ex alumnos del “Colegio Miguel
Grau”.
Hace 129 años, un 27 de junio aulas
abriste, colegio Grau.
En Miscabamba, una casa antigua te
albergó. Eran tus inicios.
Iniciativa fuiste de nuestro héroe José
Antonio Ocampo, el pro hombre,
Que, en la guerra con Chile,
cambiara: hacienda por ejército.
Por más de 40 años, religiosos
mercedarios, nos dieron los grandes pasos del saber,
Entre tus aulas de angostos
corredores artes y ciencias con tesón eran impartidas
conocimientos que en miles de vidas vivieron sus alumnos.
conocimientos que en miles de vidas vivieron sus alumnos.
Si el primer alumno viviera, fuera un
exquisito, ser sesquicentenario, un abuelo de 150 añales, que cosas nos
contaría: que la vida ¿es una ilusión, un bien pequeño, que apenas gozamos? Un
esfuerzo una lucha, una siembra de linaje, obras o hijos ¿inútiles devaneos?
ustedes en este dos mil dieciocho, tienen al
respuesta
Nuestra tierra, edén de las “bellas
abanquinas”, del Ampay, Macchu Apu, protector. Del romántico Mariño, de la
erguida y punzante Intimpa: paraíso fuiste
Grau; colegio de miles de agradecidas almas por las artes y ciencias
recibidas.
Sin embargo, no solo el saber y la lectura los espíritus abrieron, pues:
Cuantas gestas, contra la injusticia
se forjaron en tus aulas Colegio Grau:
Apoyando a los colonos de Patibamba,
removiendo directores o abusos de autoridades,
aún en contra de los clérigos que
sólo rezar pedían, para los problemas resolver.
Cómo olvidar a nuestros profesores, directores auxiliares, pre militares y músicos, y artistas alborotados. El rey de la pelota, el príncipe del trompo, El gallo del farfancho, el tirador del Mauser el afanoso del nado, el púber jinete a caballo, el actor, el cuenta cuentos y el poeta.
Cómo olvidar a nuestros profesores, directores auxiliares, pre militares y músicos, y artistas alborotados. El rey de la pelota, el príncipe del trompo, El gallo del farfancho, el tirador del Mauser el afanoso del nado, el púber jinete a caballo, el actor, el cuenta cuentos y el poeta.
Escucho aún el matemático celo del
profe: Resuelve teoremas y no escribas poemas:
Y la ingeniosa respuesta de Pelton el
vate; Música; bendita seas tú, que reinas en las entrañas del oboe y el bongó que
te sientas en el equilátero y el cubo.
Siempre hubo, en cada salón, el
líder, El mandón, el chancón y el sabiondo.
Aprendimos a vivir, quizá tanto más que
geometría o química, a competir,
más que a conformarse, a luchar por ser
mejores Grauinos, mejores estudiantes grandes personas.
Tienes un año más de existencia,
colegio añejo; centenario y viril, per viviente de mil crisis ganador
incuestionable, bajo la égida, la sombra tutelar del héroe de Angamos,
nos llevaste tu enseña al triunfo en
el saber,
No hay institución superior educativa,
que en el Perú no haya visto
brillar a un grauino: a un recio cholo de Apurímac de sus tierras
altas
o un citadino urbano de palmeras o
intimpas, o del hacendado el hijo.
Colegio Grau, vives muy dentro del alma te llevamos en la conciencia, bajo el baluarte
de las artes y las ciencias.
L. Echegaray
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